
Periodistas Premio Edward Murrow grupo de Latinoamérica
Foto: Archivo personal
El año pasado me gané el premio Edward Murrow que entrega la Embajada de Estados Unidos a periodistas de todo el mundo y para mi fue algo realmente emocionante. Entre septiembre y octubre de 2009, durante veinte días estuve por Washington, Oklahoma, San Francisco y Nueva York, representando a Colombia ante otros 120 colegas que llegaron de todo el mundo. En esos días estudie, aprendí sobre nuevos medios de comunicación y recorrí salas de redacción de canales de televisión, emisoras y periódicos.
La experiencia además de ser única me permitió compartir con periodistas de Latinoamérica que día a día luchan por mostrar la realidad de sus regiones que de cierta forma es muy similar a la colombiana.
En honor a esos colegas y como muestra de mi afecto hacia ellos los he invitado a que publiquen algunas de sus historias en este que es nuestro blog y donde podré ofrecerle a mis lectores la oportunidad de tener historias de otros países.
La primera invitada es Patricia Figueroa, una colega y amiga de México que vive en Sinaloa y que tiene que enfrentarse a diario con los problemas de su ciudad que actualmente y de forma infortunada padece el problema del narcotráfico, pero que también tiene una belleza en su paisaje indescriptible. (Consulte esta página para que disfrute de esa región: http://www.culiacan.com.mx/publico/principal/index.aspx)
Los invito a que lean este artículo sobre Sinaloa que fue enviado por mi amiga desde México.
FACTOR MIEDO
Por Patricia Figueroa
Hace unos días, cuando pensé que había visto de todo en Sinaloa, sucedió algo que me obliga a reflexionar sobre el factor miedo. Y es que todos los ingredientes del suceso en cuestión parecen de película, pero me declaro incapaz, al menos por ahora, de clasificarla adecuadamente como género de suspenso, de horror o “de risa”. Me refieron al “levantón” de un individuo ocurrido justo frente al Congreso del Estado el pasado jueves y justo frente a agentes policiales que hicieron lo mismo que muchos haríamos en un caso semejante: nada.
Cuando se cuestionó a funcionarios de primer nivel de la Procuraduría de Justicia del Estado de Sinaloa sobre el “actuar” de sus muchachos, afirmaron que fue el “factor sospresa” el que provocó que los agentes se quedaran inmóviles ante la mirada atónita de curiosos y reporteros. Visto así la película parece fallidamente cómica, de ridículos continuos por parte de las autoridades y de incompetencias que parecen no tener fin pero sí un medio: la impunidad.
El representante de la ONU en México para los Derechos Humanos, Alberto Brunori, en reunión reciente con periodistas en Culiacán, señaló que no cree que los sinaloenses seamos indiferentes ante lo que sucede, “más bien –señala- la sociedad tiene mucho miedo”. Este miedo tiene fundamento, sin duda, cuando sabemos que la impunidad en los casos de asesinatos de defensores de derechos humanos en México es del 98% a decir de la propia Organización de las Naciones Unidas.
Impunidad, ilegalidad y corrupción en Sinaloa desembocan inevitablemente en el resumidero del miedo, de modo que aunque finjamos como sociedad que no tenemos miedo, no podemos mantenernos indiferentes ante la falta de pena para el que ha cometido un delito, por la sencilla razón de que seguirá cometiéndolos. Para apreciar una puesta en escena de la impunidad desde la primera fila asomémonos al mercado Garmendia de Culiacán, donde apenas este martes asesinaron a tres personas e hirieron a ocho más. Detenidos: cero.
Impunidad que provoca miedo, miedo que provoca impunidad, círculo vicioso que sólo se rompe sacudiéndose el temor para exigir resultados a las autoridades que cada vez se muestran más incompetentes para ser precisamente eso: autoridad.
En fin, es el factor miedo el que hace que muchas cosas pasen y otras sencillamente dejen de pasar en nuestro estado. Vale decir, que entre el miedo y el ridículo hay pasitos muy cortos, y lamento apreciar cómo las corporaciones policiacas y el gobierno de Sinaloa se acercan a pasos agigantados hacia el ridículo y la reversa sólo se puede conseguir con resultados.
Y usted, ¿a qué le tiene miedo? En lo personal, le confieso: tengo miedo de que el silencio le gane a Sinaloa y le cedamos así la voz y la palabra a quienes sólo hablan según su conveniencia y por sus muy particulares y mezquinos intereses.
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